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Prefiero perder mi honor

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Mutilación Genital Femenina, una práctica inaceptable en contra de los derechos humanos

Siento la necesidad de escribir sobre un tema que me inquieta mucho cuando veo escenarios donde las mujeres no podemos hacer valer nuestros derechos.

En el 2019, Tomé un Diplomado titulado “Programa de la Salud y los Derechos Humanos de la Mujer, dictado por la Universidad de Stanford. Cada semana, analizábamos temas y realidades de mujeres en diferentes partes del mundo, y cómo su salud y la vida misma, se ve afectada por diferentes motivos: culturales, sociales, políticos o geográficos.

En uno de los módulos conocí la dura realidad de niñas africanas, que sufren la mutilación genital, conocida también como MGF o Ablación. Me impresionó particularmente la historia de una niña llamada Filomena que fue víctima del violento proceso.

Al principio, cuando comencé a leer el capítulo 3, sentí mucha frustración por esa niña, Filomena, que no tenía derecho a elegir si quería esa «gran sorpresa». Y también me indignó una cultura que está aislada de contribuir a la salud de las niñas en Kenia. Hoy ya no es una niña, realmente tiene mi edad, 30 años. Es difícil leer lo que está pasando actualmente al otro lado del mundo a niñas que ya son adultas. Esa dualidad de respetar una cultura versus respetar sus derechos humanos a una salud digna, y que a su vez les impide la educación básica. 

Quiero dejar claro que respeto creencias, culturas y religiones. Siendo este un artículo de opinión, quiero es manifestar desde este espacio una voz en contra de la práctica que sufren niñas como Filomena y sus consecuencias para la salud.

Quiero ponerles en contexto. Existen diferentes grados de mutilación, desde las que circuncidan parte del clítoris, hasta el corte y remoción total de los genitales femeninos. Esto trae consecuencias de por vida, psicológicas y físicas. La salud se verá afectada: es causa de hemorragias graves y otros problemas de salud tales como quistes, infecciones e infertilidad, así como complicaciones en el parto y un mayor riesgo de muerte de recién nacidos.

La práctica de la MGF se da no sólo en países africanos, también en países de Oriente Medio y Asia meridional, así como algunos países asiáticos (India, Indonesia, Iraq y Paquistán) y algunas pequeñas comunidades de Latinoamérica. Asimismo, persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia y Nueva Zelanda. 

Ante toda esta información me asaltó la triste empatía, de que la protagonista del relato que estudiaba, podría tener actualmente mi edad. Misma edad, pero realidades tan distintas, en un mismo mundo. En el de la chica Kenyana, sufrir dolor, traumas y aislamiento representaba honor.  Pensé impotente, — ¿No pueden renunciar a ese “honor”? y decir, “¿Prefiero perder mi honor?” — Un honor cuyo precio es la salud y su integridad humana. A ellas les hacen creer desde muy niñas, por ser parte de su cultura, que es un honor todo el dolor que sufren a esa edad cuando les llega ese día “tan esperado”.

La otra cara de la moneda, es que por crudo que parezca este panorama, hay noticias positivas con aires de esperanza:

  •  La MGF es Internacionalmente reconocida como una violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas.
  • La MGF es considerada ilegal en al menos 17 de los 28 países africanos donde se practica, y  también en los países industrializados donde la migración arrastra esta costumbre.
  • En algunos países están sugiriendo rituales alternativos que pueden ser realizados por ex – circuncisadores. Así como capacitación en enfermería y partería para que las practicantes, puedan encontrar una opción distinta de ingreso y prestar un servicio.

Hoy, organizaciones internacionales como la ONU y Action Aid, junto con grupos africanos y grupos de mujeres en sus comunidades, están dando batalla día a día; educando tanto a hombres como mujeres para tratar de erradicar la milenaria práctica de la ablación.

Tal es el caso de las Naciones Unidas, que trabaja en la noble meta de erradicar para el 2030 la práctica de Mutilación Genital Femenina en el mundo.

¿Y qué es el mundo? El mundo, somos todos. Por ello, es importante primero conocer del tema, comprender prácticas que podrían estar alejadas de nuestra realidad, y tomar acción. Una opción sería contribuir con grupos u organizaciones que luchan cara a cara en el terreno de las víctimas. Con lo más mínimo créanme que estamos contribuyendo a  que nuestro mundo sea aún mejor.

Para entender más del tema, les dejo aquí algunos enlaces:

  • Entrada en la página web de Naciones Unidas

Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, 6 de febrero  

  • Ensayo de la Dra. Bénédicte Lucas: 

Aproximación Antropológica a la Práctica de la Ablación o Mutilación Genital Femenina.  

  • Entrada de la página web diainternacionalde.com donde se resume el tema y las acciones internacionales de apoyo para la erradicación de la MGF.

Espero, que un día no muy lejano pueda leer que la meta de erradicación total de la MGF, ¡fue alcanzada! Eso significaría que muchas niñas como Filomena, podrían decir sin consecuencias, “prefiero perder mi honor”, y tener derecho a  ser mujeres plenas, optando por vivir en un mundo mejor. 

Es un tema cultural y no religioso. 

Anotaciones: 
*Filomena es un nombre ficticio para proteger identidad de la protagonista

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