A veces, la mente tiene tanto en qué ocuparse que se le pasan por alto momentos y circunstancias. Cómo cuándo andas con muchas dolencias físicas, pero las minimizas por estar en otras situaciones que se vuelven urgentes. Entonces, en determinado momento dice, «Mira, vamos a olvidarnos de la migraña y hoy vamos a enfocarnos en los pies, ¿de acuerdo?», y justamente ahí, ese dolor en los pies que ya se nos había olvidado, regresa.
Es justo lo que me pasó hoy cuando visité a mi médico de cabecera para estos temas, el doctor Ariel Saldaña. Eran tantos los temas que venía acarreando de meses, que hoy tocó resolver un dolor en los pies que durante mucho tiempo se me había olvidado. En la consulta, mi doctor me comentó sobre un artículo que mientras lo escuchaba buscaba en internet, y encontré una versión sobre el mismo en el diario El Mundo de España titulado, «Mente que divaga, mente infeliz», donde hacía referencia sobre el poder de la mente.
En esos instantes en los que los participantes se ceñían a lo que estaban haciendo, es cuando eran más felices. Este fenómeno era cierto incluso cuando la actividad realizada no era especialmente entretenida e independientemente de si los pensamientos versaban sobre temas placenteros, neutros o negativos, aunque estos últimos eran de las peores consecuencias. Divagar, ‘per se’, era una fuente de infelicidad.
Entre otros puntos, el artículo habla de un estudio realizado a 2. 250 adultos, dónde los resultados obtenidos es que pasaban 46,9% de su tiempo divagando. Es decir, no estaban en el presente, más bien pensando en futuro o en pasado. Es decir, nada tenía que ver con el «ahora». También menciona que es durante la actividad sexual, el ejercicio o una conversación interesante dónde menos los invadían ese tipo de pensamientos, y eran en esos momentos dónde resultaban ser más felices. Le comentaba al doctor que en mi caso, los 30 minutos donde menos divago durante el día, son al momento de leer el telempronter, porque tengo la mayor concentración durante mi lectura estando en vivo durante el noticiero. Así mismo, cada uno de nosotros podría reflexionar sobre ese momento que le dedicas tiempo cuidando el menor margen de error durante esa actividad de preferencia.
Y no puedo evitar expresarles que, aunque siempre he pesando que, aunque divagar me hace más creativa y más activa, haciendo planes y organizando ideas, también es cierto que ese tiempo lo ocupo (y asumo no ser la única que lo hace) con el famoso llamado “overthinking” o sobre-pesando mucho. El clásico, «hacerse películas mentales», que puede resultar productivo, pero muchas otras veces causa estrés innecesario durante el momento exacto que estamos viviendo.
Entonces resulta innegable que hay una relación entre la mente y el cuerpo, y cada vez hay más evidencia científica que lo demuestra. La mente tiene un impacto directo en la salud física y emocional. Cuando la mente divaga o se vuelve errática, como menciona el artículo, esto puede tener efectos negativos en la salud.
Investigando más a fondo, ya que resulté metida de lleno en esto, pude encontrar que el estudio que menciona el artículo fue realizado en La Universidad de Harvard y su autor Matthew A. Killingsworth menciona que, «las personas pasan la mitad de su tiempo pensando en algo que no está sucediendo en el momento presente».
El estudio utilizó una aplicación llamada Track Your Happiness, que notificaba a los participantes en momentos aleatorios del día para evaluar su nivel de felicidad y lo que estaban haciendo en ese momento.
Los resultados mostraron que cuando la mente divagaba, los participantes se sentían menos felices que cuando estaban enfocados en la tarea que estaban realizando en ese momento. Además, el estudio encontró que «la relación entre la mente divagante y la infelicidad fue mayor en los participantes que no se enfocaban en lo que estaban haciendo en el momento presente».
Por otro lado, según un estudio realizado en el Journal of Alternative and Complementary Medicine existe un impacto positivo a la salud física y mental al tener una mente enfocada y en calma. Los resultados del estudio mostraron que la meditación y otras prácticas de atención plena pueden tener efectos beneficiosos en el cuerpo y la mente.
En particular, el estudio encontró que la meditación puede reducir la presión arterial, disminuir los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y mejorar la función inmunológica. Estos efectos pueden ayudar a prevenir enfermedades crónicas como la hipertensión, la diábetes, las enfermedades cardíacas, y mejorar la salud general.
Además, aunque no soy fan de la meditación y otras prácticas de atención plena, también pueden tener efectos positivos en la salud mental. Según el estudio, estas prácticas pueden reducir la ansiedad, la depresión y el estrés, y mejorar la calidad del sueño y la función cognitiva.
Por ende, los resultados de este estudio sugieren que la meditación y otras prácticas de atención plena pueden ser una herramienta valiosa para mejorar la salud física y mental. Es importante destacar que estos efectos beneficiosos no se logran de manera inmediata, sino que requieren una práctica constante y regular.
Dicho esto, antes de entrar a mi cita en lo último que pensaba era en la relación de la mente y mis dolores. Sin embargo, me parece totalmente coherente y lógico que existe. Si bien es sumamente valiosa las recomendaciones médicas que debo seguir médicas para mejorar, también debo confesar que es importante trabajar en reducir el estrés que me produce el pensamiento errático.
Citando la frase del filósofo griego Séneca, «no es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho», recuerdo la importancia de valorar mi tiempo y no desperdiciarlo en pensamientos erráticos y distracciones que pueden afectar negativamente mi salud física y mental. Es esencial comprender que el estrés y el pensamiento errático pueden agotar nuestras energías y disminuir nuestra calidad de vida. Es de sabios escoger qué batallas quieres tomar para enfocar esas energías en lo que merece nuestra atención.
La frase de Séneca nos recuerda que nuestro tiempo es valioso y no debe ser desperdiciado en pensamientos erráticos y distracciones. Es importante tomar medidas para reducir el estrés, promover la salud mental y física, y enfocar nuestra mente en las tareas y actividades que son importantes para nosotros. Al hacerlo, podemos mejorar nuestra calidad de vida y disfrutar plenamente del tiempo que tenemos, que por cierto, no sabemos cuánto es. Por eso de ahora en adelante toca prestar más atención a la organización de mi tiempo. Ese llamado que siempre recuerdo de «hacerle trampa al tiempo».
Pero, de eso les hablaré en otro artículo.