La lucha por los derechos reproductivos de la mujer continúa en Estados Unidos. Con la anulación del fallo Roe vs. Wade, en junio de 2022, los jueces conservadores de la Corte Suprema, abrieron la puerta para cambiar las legislaciones contra el aborto en los sectores que así lo decidieran.
Y fue así como 50 años de precedentes fueron abandonados y más de una docena de estados aprobaron desde entonces, leyes que prohíben o restringen severamente el aborto.
Sin embargo, existen opciones para las mujeres: píldoras abortivas enviadas desde el extranjero o desde otros estados, y también vendidas en línea. La más común de ellas es la mifepristona.
El 7 de abril un juez federal de Texas, ordenó la prohibición nacional del medicamento, tras la demanda de grupos antiaborto que cuestionaron su aprobación, por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA).
Esta agencia aprobó la mifepristona por primera vez para la terminación médica del embarazo hasta la séptima semana de gestación en septiembre de 2000. Luego, en 2016, se aprobó su uso hasta la décima semana de embarazo.
La mifepristona también se usa para tratar a mujeres que han sufrido un aborto espontáneo y síndrome de Cushing, una condición vinculada a las hormonas.
“En combinación con otro fármaco, la mifepristona se usa para más de la mitad de los abortos en Estados Unidos, y más de cinco millones de mujeres en el país ya lo tomaron desde que la FDA lo autorizó en 2000.”
Ante la indignación general, la administración Biden pidió ayuda a la Corte Suprema quien ha aplazado en dos ocasiones su decisión. El máximo tribunal estadounidense se enfrenta a una encrucijada: mantener un hecho legal científico o capitular ante el extremismo.
Defensores del aborto cuestionan esta demora y consideran que aquellas personas que necesitan tratamiento para una terminación del embarazo por abuso sexual o riesgo, no podrán recibir la atención que necesitan.
Para organizaciones como Planned Parenthood, la nueva batalla por el aborto se ha convertido en una especie de “ping pong judicial” que está causando caos en el país.
Muchos temen que estas demandas allanen el camino para que los tribunales, impugnen otros medicamentos y tratamientos contra enfermedades como la depresión.
Al acercarse un año cargado de política por la contienda presidencial del 2024, la pelea entre republicanos y demócratas ha puesto en jaque los derechos humanos en la “tierra de los libres”.